jueves, 7 de abril de 2011

Gran Costura 2011 (07 de abril de 2011 - Foro GH 2011)


Publicado por conal_cochran
07 de abril de 2011

Gran Costura 2011


El telón aún no ha caído en Gran Hermano 2011.
Y la tela para cortar parece cada vez menos  y de peor calidad. De una feria americana donde se consiguen saldos baratos.
Mientras  tanto, TODO sigue pasando por Cristian U. La prenda de moda del momento.
Otros siguen tratando, aunque sea, de enhebrar un hilo.  O de encontrar una aguja en un pajar.  Sin éxito.
Nuevos “trapitos al Sol” han surgido ayer.
Se aludió a una fuerte discusión entre Cristian U y Solange. A iniciativa del “moderador” Peluffo, Sumo Sacerdote de los debates, se corrieron los cortinados de la casa para abordar  la temática de la “violencia de género”.
Como no podía ser de otra manera, el que fue mostrado como ÚNICO AGRESOR fue Cristian U.  
Porque en el “debate” se abordan ciertas agresiones y, deliberadamente, se manda al arcón de la ropa vieja aquellas que “no conviene” tratar o que “es mejor” olvidar. Acorde a las necesidades “costureriles” de  la producción del programa, que usa su tijera para “recortar” el relato cada día, cada semana.
Curiosamente, hasta ahora, los únicos acusados de practicar “violencia de género” fueron dos.
El primero, Jony K, cuando se enfrentó a una dama pletórica de refinamiento y buenos modales como Luz.  La que le dejó de regalo un tampón ensangrentado en su cama. Y también cuando realizó objeciones descalificadoras hacia el cuerpo de Solange y la firmeza de sus glúteos. Solange, a su vez, lo consideraba “un negro”. Pero esta violencia verbal no parece relevante para ser tratada. Algo raro en Peluffo, que dijo ser amigo de Claudio Morgado, el titular del INADI.
Y el segundo fue Cristian U, que discutió fuertemente, otra vez, con Solange. Que devino en la “Estrellita Mía” de la casa luego de la partida de Tamara. El enfrentamiento fue desigual y perverso, cual el de un halcón atacando a una tierna, sufriente  e inocente pajarilla. Como la de la “Canción de la Paloma” del Barberillo de Lavapiés:
La “violencia de género”, al parecer, la practican únicamente los hombres heterosexuales. Eso, por consiguiente, lo deja afuera a Emiliano.  El “amigo fiel” de Kimba.
A  él, si bien se lo criticó por haberle dicho “mala madre” a Pamela, no se lo señaló como propalador de “violencia de género”.  
Como si, por su condición de gay, hubiese dejado de ser hombre.
Como si los hoplitas de Alejandro Magno hubiesen sido frágiles.  
Le tiene miedo a Cristian U, “que se hace el macho en una casa con dos mujeres y un gay”.  Un gay que no tiene el cuerpo, precisamente, escuálido. Que presume de su musculatura.
El papel del sastrecillo valiente, empero, parece  apropiado para otro, no para él.
Sus ropajes podrían ser de un sastrecillo, pero cobarde.
 Y, además, el compañero organizador de desastrecillos seriales con Solange.  La costurerita que dio varios malos pasos: se sacó los micrófonos, complotó, le anularon los votos, formó parte de la “estrategia de Caro”, de la Placa de Pirita con otros tres “estrategas” de fuste. Y que, con la mejor carta en su haber, salvó al cordobés, en vez de a Tamara, de la placa.
El “moderador” Peluffo sentenció que ver a Cristian “agrediendo a una mujer” no era la imagen que el programa quería dar, oficialmente, en el “canal de la familia”.  Y señaló que hay que “respetar el disenso”.  
Todo ello mientras los pañuelos de Tamara, y su “estadía en la casa” quedaban en el olvido. O los complots entre sábanas desarrollados por Solange y Emanuel, desobedeciendo la autoridad de Gran Hermano. Que ya no es conveniente recordarlos cuando la producción le está preparando un traje a medida de finalista.
Entre tanto corte y confección, con telas para todos los gustos o disgustos, siguen flotando en el aire las sospechas sobre los “enjuagues” oficiales en Tucumán para “beneficiar” a la participante oriunda de esa provincia en Gran Hermano 2011 mediante el reparto de tarjetas telefónicas “gratuitas”. Y para perjudicar a otra.  De confirmarse esta especie (desmentida por los fans de Solange, cabe aclararlo), un gobierno provincial habría ejercido violencia contra una mujer, Pamela, para eliminarla de un show televisivo por motivaciones que NADA tienen que ver con un presupuesto público.
Y se puso un manto de olvido sobre la “gala” en la que un porcentaje de VEINTE PUNTOS se dio vuelta en dos horas, porque, mediante la destreza de su “tijera”, la producción armó un hermoso modelo de manipulación del público. Las líneas telefónicas quedaron bien guardadas para las próximas semanas.
Y la que venía siendo “La Elegida” para abandonar la casa, se terminó quedando. Para ser víctima de la “violencia de género” en un programa que se pasa por  el mismo canal en el que podemos ver “El Elegido”.
Novela en la que, en estos días, casualmente (¿causalmente?) se ve una escena de violación sufrida por Mariana (papel protagonizado por Paola Krum). Dos agredidas. Una en la ficción (“Mariana”) y otra en un reality (Solange).
Mientras se lavan, enjuagan y centrifugan imágenes de participantes “competitivos” para hacerle frente a Cristian U en la final. Por si se destiñen las remeritas con la cara de Solange, ahora toca el turno de vender el traje de “posible ganador” para Martín Anchorena. Con quien el señor Tartúfoli pareciera estar obsesionado respecto de su orientación sexual (no entiendo qué tendrá que ver con el juego) y de su hipotética “salida del closet”. Hoy sugirió que la charla entre Emiliano y Cristian U parecía “una escena de telo gay”. A veces me parece que el señor Tartúfoli quiere meterse dentro de ese “closet” para ver si puede elegir ropas diferentes a las que suele utilizar. De otro género. Distrayéndose mientras promueve que a Cristian se le suministren drogas ilegales para “calmarlo” y compara su discurso con el de un hombre golpeador. Como lo es el hijo de Nevares Sosa en “El Elegido”.
Y en cuanto a una porción sustancial de los participantes eliminados, el odio antiuísta es monocorde. Cual el sonido de un lavarropas. Porque los trapitos ya no pueden lavarlos en la casa. Y la producción, en una extraña maniobra suicida, trabaja afanosamente para destruir a quien LE SALVÓ LA ROPA DEL RATING. Y cada vez que hace algún nuevo enjuague, las prendas se le destiñen cada vez más, en esta especie de feria de la Salada televisiva en que se ha transformado Gran Hermano 2011, donde “la vida misma” está, cada vez, más travestida de ropajes “truchos”.
Pero ahora, el dedal (perdón, el dedo) de la producción señala a la “violencia de género” como principal problema sobre el que poner atención, con la mirada penetrante a través de su monóculo. Otros géneros de violencia no interesan. Se viste para matar a Cristian U. Alegóricamente, claro. Porque sus motivaciones son pacíficas. Y sus prendas, de un género blanco y puro como la nieve.
Conal Cochran

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