¿Es Usted el “PARTICIPANTE 19”?
“¿Es Usted el Asesino?” fue una serie trasmitida por la Televisión Española, en 1967, protagonizada por Narciso Ibáñez Menta. Trata la historia de un asesino serial que no puede ser descubierto, hasta que aparece una suerte de detective aficionado, el señor Larose, que propone un plan para atrapar al criminal. Tanto la escena inicial como final de cada capítulo era la de un dedo acusador apuntando al telespectador con la pregunta “¿Es Usted el Asesino?”, porque cualquiera podía ser el sospechoso. Al final el asesino resultó ser el propio Larose (Ibáñez Menta), que se autocoloca las esposas para arrestarse a sí mismo y señalando a un espejo, expresa: "Señor Larose: ¡Es USTED el asesino!”.
Ustedes se preguntarán qué relación guarda esta introducción con lo que diré a continuación, algo que podrán comprobar en la medida que vaya desarrollando mi relato.
El programa Gran Hermano es el mismo de siempre, pero, cada vez, incorpora elementos nuevos y retira otros que considera ya obsoletos. Se mantiene inalterable el formato en el hecho de que una cantidad determinada de participantes, todos ellos desconocidos entre sí, van a convivir por espacio de aproximadamente cuatro meses cada vez en menor número, porque, semana a semana, a alguno de ellos le tocará salir por decisión del público entre una oferta de dos o más nominados seleccionados por sus compañeros. Habrá cuatro finalistas y uno de ellos se alzará con el premio mayor. Las novedades pueden ser en cantidad de nominados, la incorporación del teléfono, la ruleta, las cartas, en GH4, GH5 y GH Famosos la nominación espontánea y en esta la nominación fulminante y el uso del confesionario online y Twitter. En términos de Lavoisier, “nada se pierde, todo se transforma”.
Gran Hermano 2011 incorporó, además, la figura del misterioso “participante 19”, que se presentó como una incógnita en constante evolución… hasta hoy.
¿Quién era el participante 19? Al principio parecía ser Alejandro, que ingresó a la casa para dar a conocer una problemática por el mismo definida como “disforia de género”. Esto derivó en la contrariedad, en términos competitivos (y, probablemente, personales) de Emiliano, el participante cordobés, que fue informando poco a poco a la casa sobre sus preferencias homosexuales. Él tenía la más íntima convicción de que el “participante 19” no podía ser otro que él. Al percibir que no era así, su relación con Alejandro siempre fue tensa y distante.
Esta polémica pareció terminar cuando el conductor del ciclo, Jorge Rial, pontificó, desde su condición de tal, que “el participante 19 en esta edición de Gran Hermano SOS VOS". No dijo “usted”, que es más distante, sino “vos”, que denota mayor intimidad y confianza, que invita a un compromiso más activo con el programa. El “VOS” colectivo, entonces, pasó a tener capital importancia sobre todo a partir de la salida voluntaria de la casa de Cristian U. Los seguidores del paseador de perros se movilizaron en las redes sociales y por cualquier medio que tuviesen a su alcance para expresar que si Cristian abandonaba el juego no iban a ver más el programa. Hasta en este mismo Foro hubo quienes dijeron que no postearían más porque, sin Cristian, Gran Hermano 2011 sería muy aburrido. Los hechos parecieron confirmarlo: La semana en que Cristian estuvo afuera, era más entretenido ver los debates que el propio programa central. El clamor del “VOS” colectivo, del “participante 19” en términos de Rial, logró “arrancarle” a la producción la posibilidad (muy útil y rentable para ésta, porque venía en auxilio de un programa que, de otro modo, hubiese caído severamente en las mediciones) de que todos los participantes que estuviesen fuera de la casa (expulsados o por abandono) pudiesen tener, dos de ellos, la oportunidad de volver a ella por decisión del público, a través de una votación masiva. Fue en ese contexto que se produjo el resonante regreso de Cristian U (elegido por una importantísima preferencia del 75 % de los votos), seguido por Rocío, Emiliano y Giselle (se decidió, finalmente, que fueran cuatro los reingresantes en vez de dos). El episodio de la discusión de Rial con los participantes que estaban en la casa ya es lo suficientemente conocido como para insistir en recordarlo. La producción “compensó” el regreso de los cuatro participantes antes mencionados con limitaciones en el acceso a una carta de inmunidad que regiría por tres semanas y la visita de familiares de los otros concursantes. El aislamiento, como principio rector del programa, había quedado seriamente relajado. Pero todo, en definitiva, había sido un logro del “participante 19”.
Cristian U ya había cambiado la naturaleza del juego arriesgándose a ir reiteradas veces a placa por decisión estratégica propia (que nada tenía que ver con los motivos esgrimidos por Juan, de Gran Hermano 4). Autonominarse implicaba, siempre, “arrastrar” a otros consigo y que uno de ellos, el considerado adversario semanal de Cristian, se fuera. Pero su regreso añadió como factor la poco útil “estrategia de Caro” llevada a la casa por Emiliano y Giselle: Todos debían atreverse a ir a placa contra Cristian para ver si conseguían sacarlo. Y allí nació la FULMINANTE COMBINADA: El jugador, consciente de su popularidad fuera de la casa, comenzó a interactuar con sus seguidores al ir marcándoles “blancos semanales”. Se fueron cuatro: Emanuel, Loreley, Luz y Jonatan. Durante un mes, lo que Cristian U quería se hacía realidad, para deleite y felicidad de sus seguidores. Era el dueño de la casa y hasta Emiliano llegó a sugerir que sólo quedaba esperar a ver, cada semana, que se fuera quien Cristian decidiese.
La producción y los apparatchiks de los debates y otros programas de Telefe comenzaron a considerar y difundir que el programa se estaba poniendo “previsible” y “poco entretenido”. No podían concebir que Cristian U y sus talibanes, no ellos (el “establishment” de Telefe), fueran quienes marcaran el ritmo del programa. Comenzó, entonces, una campaña feroz para debilitar a Cristian, no para deshacerse de él, porque lo necesitaban para sostener el rating alto, pero sí para ver si se estancaba en su crecimiento, perdía seguidores o lograban que otro competidor subiese puntos.
Pero algo había ocurrido: Los candidatos “de las historias fuertes” quedaron debilitados y no eran vistos como competitivos (y en algunos casos, como el de Tamara, se dudaba de la veracidad de su discurso), entonces comenzó a ponerse el foco en el malhumor de Alejandro, el aburrimiento que producía en el telespectador y sus discusiones con Cristian U, que generaban el fastidio de sus fans, que no veían la hora de que estuviese en placa para votarlo. La “salvación” de él que hizo Luz, y su propio rescate de la semana siguiente, contribuyeron a que se esperara, con creces, el momento de sacarlo. Alejandro hacía tiempo que había dejado de ser el “participante 19” y su aporte al programa era nulo en términos de “show must go on”. El nuevo “participante 19” (el “VOS” colectivo), lo tendría servido en bandeja, muy pronto, para deshacerse de él.
El hecho de que el grupo opuesto a Cristian U quedara TODO en placa, lo que generó una mofa generalizada, fue convertido, cual paradoja, en un “montaje” para destacar el primer traspié de Cristian. Yo advertí rápidamente la maniobra y señalé que NO había que dividir votos, ya que el blanco que había señalado él era EMILIANO. Al salir Alejandro, en lo que mediáticamente fue presentado como “los talibanes se dividieron” y “Cristian U quedó debilitado” (tal como lo preví yo), consiguieron que, por vez primera, no se hiciera efectiva la FULMINANTE COMBINADA. Era el momento que tanto estaban esperando la producción y los empleados de Telefe en sus programas centrales que abordan la temática de Gran Hermano, para remarcar esto una y otra vez, al tiempo que se utilizó toda la semana para poner foco en “el malhumor de Cristian” y su imagen de “mal perdedor”. Algunos, que se presentaron como “talibanes pensantes que buscaban lo mejor para Cristian sacando a Alejandro” dejaron el camino expedito para que todo esto ocurriese.
Frente a la sospecha de que las cartas de salvación o veto recaerían en el grupo de Solange y Emiliano, muchos se sorprendieron con que, finalmente, quedaron en manos de Martín Anchorena y Cristian U. Eso le sirvió al “moderador” Peluffo para resaltar que sólo “el azar” interviene en la elección de las cartas. La placa, tal como la buscaba Cristian, no quedó perfecta porque “se coló” Pamela. Desde hacía semanas, el señor Peluffo venía insistiendo con su reiterativo “ojo con el voto tucumano”. Alejandro ya desde hacía tiempo no era visto como competencia, quedando pronto expulsado, y Tamara tampoco. Emiliano quedó “fortalecido” por haberse quedado en la casa (ayudado por el “efecto Kimba”) y Solange, por algún extraño motivo, siempre fue exhibida como “sobreviviente” y posible “competencia para Cristian U”. Desde el mismísimo viernes de la nominación, yo esperaba que sucediera “algo” en materia de edición para debilitar a Cristian por una vía “indirecta”: Dejar fuera de juego a Pamela, su socia circunstancial, para que por segunda vez tuviese un tropezón. Y así fue con el “montaje” de los gritos, los insultos y videos proyectados a destiempo que terminaron perjudicando a Pamela y “dando vuelta”, con insólita rapidez, en dos horas y por veinte puntos de diferencia, los resultados que, al iniciarse la “gala”, daban fuera de la casa a Solange.
Cristian se quedó en la casa, pero no se había cumplido lo que él pidió. Solange también y emergió nuevamente como “competencia”, porque Emiliano (el “fortalecido” de la semana anterior), tampoco quedó bien parado con sus expresiones agresivas y su papel de “lleva y trae”. Afuera de la casa, en el público telespectador, a la perplejidad le siguió la indignación y la sospecha (fundada o infundada, cada cual responderá lo que le parece) de que había algo podrido y no, precisamente, en Dinamarca, sino en los estudios de Martínez.
Y ahí quedó en claro que EL PARTICIPANTE 19 NO ES OTRO QUE LA PRODUCCIÓN. La que sube imágenes de participantes y las voltea, parcial o totalmente. La que, mediante sus empleados en sus programas “estrella”, tienen por objetivo penetrar, por repetición permanente de mensajes, en las mentes y sentires de los telespectadores con vistas a “moldear” sus reacciones y adecuarlas al “guión” que se va reescribiendo continuamente, cual si se tratase de hacer sacar la lengua a perritos de Pavlov frente a una campanilla, estén, o no, delante de un churrasco.
Invocando el espíritu de Lavoisier, en Gran Hermano nada se pierde y todo se transforma: Con edición, música conveniente, informes semanales proyectados hasta el hartazgo, panelistas informados (y de los otros), “moderadores” poco eficientes y, como en la última “gala”, con golpes bajos donde tres personas fueron cosificadas en pantalla sin que a nadie pareciera molestarle las escenas de llanto y las heridas personales que trascienden al juego.
La producción, como el señor Larose, el detective-asesino, está nuevamente frente a su propio espejo. Dueña de sí misma, recuperando el control. A un altísimo costo de pérdida de confianza que, acaso, no le interese demasiado, porque han de confiar en que el público todo lo olvida con rapidez (extraña paradoja en un canal que promociona programas por la memoria y para no olvidar el pasado). Ante ese espejo, la producción, el auténtico participante 19, se ha puesto de manifiesto con el poder de sus cámaras, micrófonos y formadores de opinión. No es Alejandro. No es el “VOS” colectivo. Es, ni más ni menos, que LA PRODUCCIÓN.
Ha quedado presa de sus contradicciones, desbordada por situaciones que debía poder controlar a cualquier precio sin consentir efectos colaterales (como la popularidad de Cristian U, que trasciende, YA, al propio programa). Sólo le resta sincerarse, ponerse a sí misma las esposas, y decir: “Producción de Gran Hermano 2011: Es USTED el participante 19. EsUSTED la que edita. Es USTED la que glorifica y crucifica. Es USTED la que baja línea de lo que se debe o conviene decir en todos los programas. Es USTED la que ilusiona y desilusiona a quienes votan por sus participantes favoritos. Es USTEDla que urdió la última gala en la que Pamela fue eyectada de la casa. Es USTED la asesina de su propia credibilidad, pero eso poco importa porque LOS NÚMEROS son los que mandan.”
Conal Cochran