miércoles, 30 de marzo de 2011

¿Es Usted el "PARTICIPANTE 19"? (30 de marzo de 2011 - Foro GH 2011)


Publicado por conal_cochran
30 de marzo de 2011

¿Es Usted el “PARTICIPANTE 19”?


“¿Es Usted el Asesino?” fue una serie trasmitida por la Televisión Española, en 1967, protagonizada por Narciso Ibáñez Menta. Trata la historia de un asesino serial que no puede ser descubierto, hasta que aparece una suerte de detective aficionado, el señor Larose, que propone un plan para atrapar al criminal. Tanto la escena inicial como final de cada capítulo era la de un dedo acusador apuntando al telespectador con la pregunta “¿Es Usted el Asesino?”, porque cualquiera podía ser el sospechoso. Al final el asesino resultó ser el propio Larose (Ibáñez Menta), que se autocoloca las esposas para arrestarse a sí mismo y señalando a un espejo, expresa: "Señor Larose: ¡Es USTED el asesino!”.
Ustedes se preguntarán qué relación guarda esta introducción con lo que diré a continuación, algo que podrán comprobar en la medida que vaya desarrollando mi relato.
El programa Gran Hermano es el mismo de siempre, pero, cada vez, incorpora elementos nuevos y retira otros que considera ya obsoletos. Se mantiene inalterable el formato en el hecho de que una cantidad determinada de participantes, todos ellos desconocidos entre sí, van a convivir por espacio de aproximadamente cuatro meses cada vez en menor número, porque, semana a semana, a alguno de ellos le tocará salir por decisión del público entre una oferta de dos o más nominados seleccionados por sus compañeros. Habrá cuatro finalistas y uno de ellos se alzará con el premio mayor. Las novedades pueden ser en cantidad de nominados, la incorporación del teléfono, la ruleta, las cartas, en GH4, GH5 y GH Famosos la nominación espontánea y en esta la nominación fulminante y el uso del confesionario online y Twitter. En términos de Lavoisier, “nada se pierde, todo se transforma”.
Gran Hermano 2011 incorporó, además, la figura del misterioso “participante 19”, que se presentó como una incógnita en constante evolución… hasta hoy.
¿Quién era el participante 19? Al principio parecía ser Alejandro, que ingresó a la casa para dar a conocer una problemática por el mismo definida como “disforia de género”. Esto derivó en la contrariedad, en términos competitivos (y, probablemente, personales) de Emiliano, el participante cordobés, que fue informando poco a poco a la casa sobre sus preferencias homosexuales. Él tenía la más íntima convicción de que el “participante 19” no podía ser otro que él. Al percibir que no era así, su relación con Alejandro siempre fue tensa y distante.
Esta polémica pareció terminar cuando el conductor del ciclo, Jorge Rial, pontificó, desde su condición de tal, que “el participante 19 en esta edición de Gran Hermano SOS VOS". No dijo “usted”, que es más distante, sino “vos”, que denota mayor intimidad y confianza, que invita a un compromiso más activo con el programa. El “VOS” colectivo, entonces, pasó a tener capital importancia sobre todo a partir de la salida voluntaria de la casa de Cristian U. Los seguidores del paseador de perros se movilizaron en las redes sociales y por cualquier medio que tuviesen a su alcance para expresar que si Cristian abandonaba el juego no iban a ver más el programa. Hasta en este mismo Foro hubo quienes dijeron que no postearían más porque, sin Cristian, Gran Hermano 2011 sería muy aburrido. Los hechos parecieron confirmarlo: La semana en que Cristian estuvo afuera, era más entretenido ver los debates que el propio programa central. El clamor del “VOS” colectivo, del “participante 19” en términos de Rial, logró “arrancarle” a la producción la posibilidad (muy útil y rentable para ésta, porque venía en auxilio de un programa que, de otro modo, hubiese caído severamente en las mediciones) de que todos los participantes que estuviesen fuera de la casa (expulsados o por abandono) pudiesen tener, dos de ellos, la oportunidad de volver a ella por decisión del público, a través de una votación masiva. Fue en ese contexto que se produjo el resonante regreso de Cristian U (elegido por una importantísima preferencia del 75 % de los votos), seguido por Rocío, Emiliano y Giselle (se decidió, finalmente, que fueran cuatro los reingresantes en vez de dos). El episodio de la discusión de Rial con los participantes que estaban en la casa ya es lo suficientemente conocido como para insistir en recordarlo. La producción “compensó” el regreso de los cuatro participantes antes mencionados con limitaciones en el acceso a una carta de inmunidad que regiría por tres semanas y la visita de familiares de los otros concursantes. El aislamiento, como principio rector del programa, había quedado seriamente relajado. Pero todo, en definitiva, había sido un logro del “participante 19”.
Cristian U ya había cambiado la naturaleza del juego arriesgándose a ir reiteradas veces a placa por decisión estratégica propia (que nada tenía que ver con los motivos esgrimidos por Juan, de Gran Hermano 4). Autonominarse implicaba, siempre, “arrastrar” a otros consigo y que uno de ellos, el considerado adversario semanal de Cristian, se fuera. Pero su regreso añadió como factor la poco útil “estrategia de Caro” llevada a la casa por Emiliano y Giselle: Todos debían atreverse a ir a placa contra Cristian para ver si conseguían sacarlo. Y allí nació la FULMINANTE COMBINADA: El jugador, consciente de su popularidad fuera de la casa, comenzó a interactuar con sus seguidores al ir marcándoles “blancos semanales”. Se fueron cuatro: Emanuel, Loreley, Luz y Jonatan. Durante un mes, lo que Cristian U quería se hacía realidad, para deleite y felicidad de sus seguidores. Era el dueño de la casa y hasta Emiliano llegó a sugerir que sólo quedaba esperar a ver, cada semana, que se fuera quien Cristian decidiese.
La producción y los apparatchiks de los debates y otros programas de Telefe comenzaron a considerar y difundir que el programa se estaba poniendo “previsible” y “poco entretenido”. No podían concebir que Cristian U y sus talibanes,  no ellos (el “establishment” de Telefe), fueran quienes marcaran el ritmo del programa. Comenzó, entonces, una campaña feroz para debilitar a Cristian, no para deshacerse de él, porque lo necesitaban para sostener el rating alto, pero sí para ver si se estancaba en su crecimiento, perdía seguidores o lograban que otro competidor subiese puntos.
Pero algo había ocurrido: Los candidatos “de las historias fuertes” quedaron debilitados y no eran vistos como competitivos (y en algunos casos, como el de Tamara, se dudaba de la veracidad de su discurso), entonces comenzó a ponerse el foco en el malhumor de Alejandro, el aburrimiento que producía en el telespectador y sus discusiones con Cristian U, que generaban el fastidio de sus fans, que no veían la hora de que estuviese en placa para votarlo. La “salvación” de él que hizo Luz, y su propio rescate de la semana siguiente, contribuyeron a que se esperara, con creces, el momento de sacarlo. Alejandro hacía tiempo que había dejado de ser el “participante 19” y su aporte al programa era nulo en términos de “show must go on”. El nuevo “participante 19” (el “VOS” colectivo), lo tendría servido en bandeja, muy pronto, para deshacerse de él.
El hecho de que el grupo opuesto a Cristian U quedara TODO en placa, lo que generó una mofa generalizada, fue convertido, cual paradoja, en un “montaje” para destacar el primer traspié de Cristian. Yo advertí rápidamente la maniobra y señalé que NO había que dividir votos, ya que el blanco que había señalado él era EMILIANO. Al salir Alejandro, en lo que mediáticamente fue presentado como “los talibanes se dividieron” y “Cristian U quedó debilitado” (tal como lo preví yo), consiguieron que, por vez primera, no se hiciera efectiva la FULMINANTE COMBINADA. Era el momento que tanto estaban esperando la producción y los empleados de Telefe en sus programas centrales que abordan la temática de Gran Hermano, para remarcar esto una y otra vez, al tiempo que se utilizó toda la semana para poner foco en “el malhumor de Cristian” y su imagen de “mal perdedor”. Algunos, que se presentaron como “talibanes pensantes que buscaban lo mejor para Cristian sacando a Alejandro” dejaron el camino expedito para que todo esto ocurriese.
Frente a la sospecha de que las cartas de salvación o veto recaerían en el grupo de Solange y Emiliano, muchos se sorprendieron con que, finalmente, quedaron en manos de Martín Anchorena y Cristian U. Eso le sirvió al “moderador” Peluffo para resaltar que sólo “el azar” interviene en la elección de las cartas. La placa, tal como la buscaba Cristian, no quedó perfecta porque “se coló” Pamela. Desde hacía semanas, el señor Peluffo venía insistiendo con su reiterativo “ojo con el voto tucumano”. Alejandro ya desde hacía tiempo no era visto como competencia, quedando pronto expulsado, y Tamara tampoco. Emiliano quedó “fortalecido” por haberse quedado en la casa (ayudado por el “efecto Kimba”) y Solange, por algún extraño motivo, siempre fue exhibida como “sobreviviente” y posible “competencia para Cristian U”. Desde el mismísimo viernes de la nominación, yo esperaba que sucediera “algo” en materia de edición para debilitar a Cristian por una vía “indirecta”: Dejar fuera de juego a Pamela, su socia circunstancial, para que por segunda vez tuviese un tropezón. Y así fue con el “montaje” de los gritos, los insultos y videos proyectados a destiempo que terminaron perjudicando a Pamela y “dando vuelta”, con insólita rapidez, en dos horas y por veinte puntos de diferencia, los resultados que, al iniciarse la “gala”, daban fuera de la casa a Solange.
Cristian se quedó en la casa, pero no se había cumplido lo que él pidió. Solange también y emergió nuevamente como “competencia”, porque Emiliano (el “fortalecido” de la semana anterior), tampoco quedó bien parado con sus expresiones agresivas y su papel de “lleva y trae”. Afuera de la casa, en el público telespectador, a la perplejidad le siguió la indignación y la sospecha (fundada o infundada, cada cual responderá lo que le parece) de que había algo podrido y no, precisamente, en Dinamarca, sino en los estudios de Martínez.
Y ahí quedó en claro que EL PARTICIPANTE 19 NO ES OTRO QUE LA PRODUCCIÓN. La que sube imágenes de participantes y las voltea, parcial o totalmente. La que, mediante sus empleados en sus programas “estrella”,  tienen por objetivo penetrar, por repetición permanente de mensajes, en las mentes y sentires de los telespectadores con vistas a “moldear” sus reacciones y adecuarlas al “guión” que se va reescribiendo continuamente, cual si se tratase de hacer sacar la lengua a perritos de Pavlov frente a una campanilla, estén, o no, delante de un churrasco.
Invocando el espíritu de Lavoisier, en Gran Hermano nada se pierde y todo se transforma: Con edición, música conveniente, informes semanales proyectados hasta el hartazgo, panelistas informados (y de los otros), “moderadores” poco eficientes y, como en la última “gala”, con golpes bajos donde tres personas fueron cosificadas en pantalla sin que a nadie pareciera molestarle las escenas de llanto y las heridas personales que trascienden al juego.
La producción, como el señor Larose, el detective-asesino, está nuevamente frente a su propio espejo. Dueña de sí misma, recuperando el control. A un altísimo costo de pérdida de confianza que, acaso, no le interese demasiado, porque han de confiar en que el público todo lo olvida con rapidez (extraña paradoja en un canal que promociona programas por la memoria y para no olvidar el pasado). Ante ese espejo, la producción, el auténtico participante 19, se ha puesto de manifiesto con el poder de sus cámaras, micrófonos y formadores de opinión. No es Alejandro. No es el “VOS” colectivo. Es, ni más ni menos, que LA PRODUCCIÓN.
Ha quedado presa de sus contradicciones, desbordada por situaciones que debía poder controlar a cualquier precio sin consentir efectos colaterales (como la popularidad de Cristian U, que trasciende, YA, al propio programa). Sólo le resta sincerarse, ponerse a sí misma las esposas, y decir: “Producción de Gran Hermano 2011: Es USTED el participante 19.  EsUSTED la que edita. Es USTED la que glorifica y crucifica. Es USTED la que baja línea de lo que se debe o conviene decir en todos los programas. Es USTED la que ilusiona y desilusiona a quienes votan por sus participantes favoritos. Es USTEDla que urdió la última gala en la que Pamela fue eyectada de la casa. Es USTED la asesina de su propia credibilidad, pero eso poco importa porque LOS NÚMEROS son los que mandan.”
Conal Cochran

martes, 29 de marzo de 2011

¿Miente, miente, que Pamela se irá? (29 de marzo de 2011 - Foro GH 2011)


Publicado por conal_cochran
29 de marzo de 2011

¿Miente, miente, que Pamela se irá?


La mentira es vieja, seductora y efectiva. Satanás recibe por nombre, entre otros, el de “príncipe de la mentira”.
A Joseph Goebbels, ministro de Propaganda de Adolf Hitler, se le atribuye haber sido el autor de la frase “miente, miente, que algo quedará”. Cuando, en realidad, primero la había dicho Voltaire. Que, a su vez, la tomó de Beaumarchais, que puso en boca de Basile, en El Barbero de Sevilla: ¨Calumniemos, calumniemos que siempre algo quedará¨. Pero, al parecer, el verdadero origen es un
proverbio latino citado por Francis Bacon: ¨ Hay que calumniar audazmente,,,siempre algo quedará”. Nada nuevo bajo el sol…
Los gobiernos (totalitarios o, inclusive, muchos que se autoproclaman “democráticos”), son afectos a difundir mentiras o medias verdades. Y para eso recurren a ministerios de propaganda, secretarios de prensa y difusión, o lo que fuere, para convencer y/o “persuadir” de las “bondades” de las acciones oficiales.
Y los medios de comunicación, por su parte, hacen un recorte de la realidad DESDE SUS PROPIOS INTERESES, con vistas a hacernos creer que son los nuestros. Para ello recurren a mecanismos de manipulación de hechos mediante “montajes” y puestas en escena acompañados por sonidos, música, manejo de planos y edición de videos; con el objetivo de “moldear” nuestras opiniones y que sean coincidentes con las de ellos. Umberto Eco, en “La Estrategia de la Ilusión”, explica cuáles son los recursos más utilizados para manipular al público. Manipulación que apela más a lo emocional que a lo racional. A la sucesión ininterrumpida de imágenes impactantes y hasta al golpe bajo más desagradable. El objetivo es que el espectador piense lo menos posible y reaccione “en caliente”. Que actúe sin pensar, o haciéndolo en la menor medida posible.
La “gala” (no sé por qué siguen utilizando este término tan poco apropiado) del domingo fue un típico ejemplo de la manipulación más escandalosa, donde se atentó, inclusive, contra la dignidad de PERSONAS, más allá de que sean jugadores. Se convirtió en OBJETOS a quienes son SUJETOS. Todo, probablemente, para medir más puntos de rating. Porque el escándalo “vende”.
Cuando yo propuse, como seguidor y partidario de Cristian U que soy, que NO se dividan los votos para sacar a Emiliano la semana anterior, fue porque, ya desde el viernes a la noche, pude advertir cuál era la maniobra que se venía: Como Alejandro ya no era útil para la producción, los videos lo mostrarían más molesto e irritable que nunca para generar la contrariedad del público, en particular de los que preferimos a Cristian, para que se lo expulsase de la casa:
http://granhermano2011.telefe.com/notes/15037-por-que-voy-a-hacer-lo-que-cristian-u-pida-y-no-lo-que-me-gustaria
Queda en claro, restrospectivamente, que PASÓ LO QUE YO DIJE QUE SUCEDERÍA: Hubo fans de Cristian U que se dejaron llevar más por lo emocional, por la animadversión hacia Alejandro potenciada por los tapes negativos que se pasaron y por su reacción en la gala, que por las conveniencias estratégicas de Cristian, por lo que ÉL había pedido. El “combo” se completó con el efecto “Kimba alejada de Emiliano”. El tándem “rabia hacia Alejandro/lástima por Emiliano-Kimba” fue efectivo. Adecuado a la intención deliberada de que el programa fuese menos “previsible” y más “competitivo”, se dejó el camino “preparado” para la salida de Alejandro. Un Emiliano “fortalecido” emergía como nuevo candidato para hacer frente a Cristian con “mayores posibilidades”. Discurso potenciado en los debates por ciertos panelistas y HASTA por el “moderador” Mariano Peluffo.
La semana transcurrió con todos los apparatchiks de los programas de Telefe mostrando a un Cristian U que no soportaba perder y que estaba todo el tiempo de mal humor (AM, Zapping, los debates, etcétera). En ese contexto, no hubo horario de protección al menor que valga para que el señor Tartúfoli tuviese la poco feliz idea de sugerir que a Cristian “lo hicieran bajar” y lo calmaran suministrándole una droga ilegal. Cabe señalar que uno de los gritos en contra de Cristian registrado días después fue “Cristian drogadicto”. Y que quedó flotando la duda de si el participante Jonatan le dijo, o no, algo parecido durante la resonante pelea que ambos habían tenido.
El jueves se sacaron las cartas y el “moderador” Peluffo se permitió burlarse de todos los que habían tenido la osadía de pensar que sólo “el azar” intervenía allí. El viernes quedó una placa de tres: Cristian U, Solange y Pamela, porque Emiliano fue salvado por el primero.
El fin de semana tuvo lugar el episodio de los gritos, con agresiones hacia Cristian U, la discusión entre todos los participantes de la casa y expresiones crueles como las de Emiliano hacia Pamela considerándola una mala madre, Solange llorando mientras juraba y perjuraba que ella no había alentado gritos contra nadie, etcétera. Mientras ello ocurría se estaba votando y trascendió la noticia de que el gobernador Alperovich, de la provincia de Tucumán, habría tenido la intención de repartir tarjetas telefónicas para favorecer la expulsión de Pamela y la permanencia de Solange en la casa (especie que fue desmentida rotundamente por los seguidores de la participante tucumana).
Ya desde la mañana tuve la sospecha de que la producción del programa (que por hacer subir el rating pareciera, a mi modo de ver, dispuesta a hacer cualquier cosa, inclusive el ridículo o soportar la pérdida acelerada de credibilidad) intentaría deshacerse de Pamela y favorecer a Solange, a pesar de que los números venían mal para esta última. La noche me daría la razón.
Jorge Rial, como conductor, se amoldó al “montaje” preparado por Telefe: ¿Qué se había gritado? ¿Solange había pedido que se le grite a Cristian U? ¿Pamela y Giselle habían dicho la verdad o habían mentido?
Como en una novela, debía hacerse un planteo maniqueo, establecerse una dicotomía entre “buenos” y “malos”. La principal víctima fue Cristian, el destinatario de los gritos (¿Será cierto, como está circulando por Twitter, que ciertos participantes que ya están fuera de la casa fueron hasta la puerta de la misma para lanzar denuestos contra él?). Quedaban Solange (por un lado) y Pamela y Giselle (por otro) como las posibles culpables de agredir al jugador preferido por el público. Había que “dilucidar” quién le había mentido al jugador que, todos sabíamos, seguiría en la casa.
Con una “puesta en escena” poco menos que burda, se distribuyó el material “probatorio” para que lo conociese el público de una forma tal que emergiera Pamela como la malvada de la película (y Giselle por añadidura). Y a esto se le agregó la intervención del conductor hablando con los participantes, hecho que motivó escenas de llanto entre los tres nominados. Me pongo fuera de toda pasión y me olvido un momento del juego para decir que me parece deplorable el momento que se les hizo pasar a estas tres personas. Un golpe bajísimo y deplorable.
La votación se cerró a toda velocidad, Rial no fue ni siquiera a un corte y se mostró “sorprendido” al ver el sobre que le entregó la escribana. En un milagro estadístico digno de tener en cuenta, la votación se dio vuelta por VEINTE PUNTOSen apenas dos horas y quien se estaba yendo al principio de la gala terminó quedándose. En un contexto de escepticismo como el que hemos aprendido a vivir en la Argentina, las sospechas (fundadas o infundadas), afloraron. Y la sensación de haber sido estafados, si no por los votos que no podían ingresar o por planillas “arregladas”, cosa que no podemos saber y no nos consta (prefiero suponer que nos dicen la verdad y que una escribana no va a exponer su carrera para dar fe de una mentira o que se trasmitió otra información que no fue la brindada por ella) , por medio del “montaje” de videos y audio pasados de forma tal de potenciar la imagen de otra participante “competitiva”, se apoderó de varios de nosotros.
La música de Halloween, seleccionada para uno de los videos, no podía ser más apropiada. La producción se puso la máscara del rating, cual Michael Myers, y terminó atentando no sólo contra la estabilidad emocional de los participantes, sino contra el interés en el programa de muchos que, honradamente, gastaron dinero votando por sus participantes favoritos. Pamela estaba afuera: El objetivo se había cumplido.
Si acaso en la madrugada del lunes 28 de marzo de 2010 alguna médium estuvo realizando una sesión con el más allá para invocar espíritus históricos, y concurrieron los de Goebbels, Voltaire, Beaumarchais y Bacon, seguramente éstos habrán tenido mucho que recordar de sus tiempos pretéritos; que en el presente más inmediato encontraron un correlato en una frase que varios les atribuyen a todos ellos, y que discípulos más o menos ilustrados de hoy podrían resumir así: “Manipula, edita, que alguien se irá de Gran Hermano 2011”.
En lo que a mí respecta, he decidido no ver NINGÚN programa que emita Telefé como repudio a lo ocurrido. Pero seguiré apoyando a Cristian U, de eso no tengo dudas.
Conal Cochran

sábado, 26 de marzo de 2011

Gran Hermano de Orwell, Gran Hermano 2011 y Cristian U 2011 (26 de marzo de 2011 - Foro GH 2011)


Publicado por conal_cochran
26 de marzo de 2011

Gran Hermano de Orwell, Gran Hermano 2011 y Cristian U 2011


Gran Hermano 2011 no se parece en NADA al personaje omnipresente y todopoderoso de “1984”, la célebre novela de George Orwell. El que basaba su poder bajo la consigna de que controlando el presente se controlaba el pasado y controlando el pasado se controlaba el futuro.
Gran Hermano (versión argentina), en sus ediciones anteriores, tenía UNA sola autoridad en la casa: La archiconocida voz de Gran Hermano. Hoy existe un triunvirato compuesto por BrotherSister yJunior. Antes, la dedicatoria del líder totalitario (en sentido figurado, aclaro) a sus esfuerzos por saber y controlar hasta el más mínimo detalle, era full time. Hoy es part time. Algo que sería IMPOSIBLE de imaginar en la novela de Orwell.
En las versiones anteriores, el contralor de la información era total y el aislamiento era esencial para el desarrollo del programa; excepto algunas concesiones como llamados telefónicos de familiares o visitas a los participantes.
Cualquier transgresión, por pequeña que fuere, era severamente sancionada por Gran Hermano. Magaly, de Gran Hermano 2, fue enviada a placa por complotar. Y algo similar pasó con participantes de ediciones posteriores.
Osito y a Marianela, de Gran Hermano 4, las sancionaron y Gran Hermano les anuló sus nominaciones por hacer explícito cómo habían votado.
Dar datos del exterior no estaba permitido. Silvina Luna (Gran Hermano 2) y Claudia Ciardone (Gran Hermano 4), fueron convenientemente advertidas en este sentido.
La voz de Gran Hermano, en todos esos casos, era inapelable.
Pero en este Gran Hermano, todo cambió. Y fue por decisión de la producción. De nadie más.
La primera novedad fue la irrupción del twitter y del confesionario online. Los participantes podrían escribir sus impresiones, comentarios sobre el programa, saludar o lo que quisieren. Y si bien ellos no podrían leer las opiniones del público, los telespectadores pasarían a ser partícipes activos del programa, como se viene demostrando hasta el presente.
Con el episodio de la destrucción de objetos existentes en la casa, Gran Hermano decidió aplicar una sanción. Pero en vez de hacerlo por derecho propio, en uso de su autoridad omnímoda (como la que tenía el personaje de la novela), la dio a conocer en la primera gala tumultuosa que tuvo Jorge Rial con los diecinueve participantes de la casa (Rocío ya no estaba, porque había sido expulsada la semana anterior). Hubo reacciones airadas, malas contestaciones, gestos iracundos y sobradores. Ante esto, Gran Hermano tomó la decisión de someter a la opinión del público si la sanción debía, o no, ser aplicada. Acaso por rating, para vender, se procedió así sin que advirtieran que, de esta manera, estaban DESNATURALIZANDO algo fundamental para el programa: Gran Hermano como máxima, única autoridad, que adopta sus decisiones sin consultarlas con nadie y a entera concordancia con sus prerrogativas. Pretendieron darle a un personaje objetivamente totalitario un respaldo democrático a sus decisiones: El público votó por más de un ochenta por ciento en favor del castigo. Y, RECIÉN AHÍ, éste se hizo efectivo. La producción  había fabricado un caballo de Troya propio que terminaría afectando seriamente el formato del programa, donde varios de los participantes ensayaron conatos de rebeldía como sacarse los micrófonos, desobedeciendo la orden del Gran Hermano part time y de los otros dos triunviros.
El Gran Hermano “democratizado”, ante el nuevo perfil de participantes, comenzó a ser advertido como más “relajado” en los controles que en el pasado. Como dije antes, Magaly (de Gran Hermano 2), por sólo decir “votá a Roberto” por lo bajo, SIN quitarse los micrófonos, fue de inmediato a placa. En esta edición, Emanuel y Solange se cansaron de complotar, se sacaron los micrófonos, acordaron nominaciones por señas, etcétera y lo único que sucedió es que les anularon los votos y Gran Hermano ni siquiera comunicó su decisión a los involucrados. Lo mismo pasó con Natalí, Christian Yañez y Emiliano.
Caer en placa, en ediciones pasadas, era el PEOR castigo posible. Pero en la actual, donde la propia producción trastocó todo, y donde Gran Hermano ni siquiera está presente todo el día y necesita del auxilio de Sister y Junior, la AUTONOMINACIÓN (estratégica o temeraria) pasó a ser la estrella. Y la forma de arrastrar a otros a placas con más de dos nominados. La paradoja es que este mecanismo surgió de una lectura atenta del Reglamento llevada adelante por Cristian U, el protagonista principal de esta edición. El hombre que siempre estuvo en el centro de la escena. El personaje del que todos, bien o mal, hablan.
Mientras los límites se corrían, Cristian U recurría al Reglamento y le encontraba “la vuelta” legal más útil a su estrategia. Semana a semana, Cristian sobrevivió a la placa y se fue haciendo fuerte, para pasar a ser, hoy, el favorito del público. Y el “equilibrio” que se encontró fue, increíblemente, pasar de las sanciones graves a las sanciones leves para castigar livianamente complots y micrófonos quitados, para ver si surgía un liderazgo capaz de competir contra el de Cristian.
La presencia de Cristian U en el programa desplazó a los candidatos de “las historias fuertes”, esos que siempre (justa o injustamente) se perciben como los “candidatos oficiales” para ganar. Esto ya venía pasando desde la derrota de Diego Leonardi frente a Marianela Mirra (Gran Hermano 4), pero parece que no tomaron debida nota los productores del programa.
Ante la imposibilidad de contrarrestar el respaldo del público a Cristian, sus compañeros (casi todos) se pusieron de acuerdo para aislarlo. Y, como él mismo lo reconoce, no pudo soportarlo y decidió abandonar la casa. Le había ganado el aislamiento propio de la casa y de sus adversarios, cumpliéndose el vaticinio de Jorge Rial de que, contra la casa, nadie puede ganar.
Y allí comenzó la alarma. Porque el programa que había entrado en la era de las redes sociales, con un “participante 19”,  se vio amenazado con un colapso de rating si Cristian U no volvía. El participante dijo que jugaría desde afuera y dinamitó las posibilidades de los que el público (en forma equivocada o no) percibía como “caballos del comisario”. Los candidatos de “las historias fuertes”, a los que era “tabú” votar y enfrentar. Lo hizo explicando que TODOS los sueños eran iguales y que él se había anotado PARA GANAR. Que no estaban en “Gran Hermano por un sueño”, sino en Gran Hermano a secas. Que el premio debía ir para quien JUGASE MEJOR. La producción, entonces, se vio obligada a recurrir, nuevamente, a la voluntad general. A que fuera el “público soberano” el que decidiera qué dos participantes de los que habían salido, ya sea expulsados o por voluntad propia, tendrían la oportunidad de volver a la casa. Se abrieron varias líneas para votar. Y por un masivo setenta y cinco por ciento, el preferido fue Cristian U y le siguió Rocío, con poco más de un nueve por ciento. Pero Gran Hermano (el líder totalitario) volvió a mostrarse “flexible y benevolente” permitiendo también el regreso de Emiliano y Giselle.
Como  la pretensión parece ser la de mostrar esta edición como más “democrática” y “permeable a los deseos del público” que las anteriores, Jorge Rial tomó casi una hora en explicarles a quienes estaban dentro de la casa, la decisión de la producción y de la teleaudiencia. En medio de reacciones virulentas, con gestos de desaprobación y hasta con una pelea entre el participante Emanuel y el conductor del ciclo. Todo terminó girando en torno de lo que significaba el regreso de Cristian U, el personaje expulsado por el adentro pero votado democráticamente para volver a la casa desde el afuera. La propia producción no parece advertir, aún, que el Gran Hermano totalitario de Orwell debía tener el control de todo y que sus decisiones no podían ser sometidas a las preferencias de nadie, algo que tiene que ver con la lógica de las democracias con sufragio universal y del capitalismo, donde el público elige lo que quiere consumir, sometido a un bombardeo publicitario que aspira a seducirlo con infinidad de productos.
Para compensar el retorno de Cristian, Rocío, Emiliano y Giselle; se le permitió a los participantes que estaban dentro de la casa recibir visitas de sus familiares y conocer información del afuera, alterándose la norma del aislamiento. La tan mentada traición de Martín Pepa a “su grupo” (en un programa donde los participantes juegan solos y el objetivo es eliminar a todos y sobrevivir uno) habría obedecido, en gran medida, a los resultados arrojados por la charla con sus familiares que lo decidieron a replantear su juego.
A partir de allí, más que en la primera parte del programa, la figura de Cristian U se vio POTENCIADA tanto por el cariño de sus seguidores como por la envidia/ (¿odio?) de sus adversarios. Había que eliminarlo a como diera lugar. Y los participantes Giselle y Emiliano llevaron una idea del afuera, del panelista Sebastián de Caro: Ir todos a placa contra Cristian U. Todos contra uno. El plan no podía fallar: Ellos, todos juntos, sumaban más seguidores que Cristian.
Pero él, que había venido de estar fuera de la casa una semana, pudo apreciar la popularidad de la que gozaba entre el público y que el twitter y el confesionario online (incorporados por la producción del programa, bueno es recordarlo) podían ser sus mejores armas para comunicarse con sus seguidores. Enfrentado contra toda la casa, en la famosa autonominación masiva, seleccionó un blanco: Emanuel. Y sus talibanes y el público espectador votaron por un masivo setenta y tres por ciento la expulsión del participante de San Martín. De esta manera nació lo que yo bauticé comoFULMINANTE COMBINADA: Cristian U señala el blanco, sus seguidores lo votan para que se vaya. Otros tres corrieron la misma suerte: Loreley, Luz y Jonatan.
Desde los debates y los programas de Telefe (en sentido figurado, o quizás no tanto, los aparatos de propaganda como los que utilizaba el régimen totalitario soviético) comenzaron a vislumbrar que, en los hechos, Gran Hermano 2011 ha pasado a convertirse en Cristian U 2011. Todo se les empezó a ir de las manos y les resultó intolerable aceptarlo. Y Cristian U, gracias a quien el rating creció y el programa se ve, pasó a ser víctima de notas desfavorables, de los comentarios obsesivos de sus compañeros expulsados y de la búsqueda desesperada de un contrincante potable para hacerle competencia. No previeron que un participante usaría tan bien su twitter y que, quien él señalara, saldría de la casa en cuatro oportunidades.
El programa se volvió lúdico cien por cien. Y en un contexto como este, a participantes como Tamara y Alejandro se les empezó a reclamar que jugasen sin descansar únicamente en “sus historias” y “sus sueños”. Había que comenzar a “inflar” a otros: “Solange + El factor del voto tucumano en las finales” o “Emiliano + Kimba”. Con informes diarios señalando “el malhumor, la intolerancia, la obsesión por el juego” de Cristian U, con los participantes expulsados hablando mal de él, atacando a invitados del público y hasta un Mariano Peluffo contando la “inquietud de una amiga, seguidora del programa, que prefiere no identificarse”, en el sentido de “qué pasaría si en la final todos se ponen de acuerdo para votar a un candidato que le haga frente a Cristian U”, cambiando el espíritu de VOTO POSITIVO para la final por unoNEGATIVO, de antinomia, bien típico y escasamente original en una Argentina que soportó doscientos años de enfrentamientos y odios viscerales.
Esta campaña permanente no tiene en cuenta varias cosas: El EFECTO SATURACIÓN: El hartazgo que produce ver a varios ensañándose con uno (que, para colmo, fue el que salvó al programa del fracaso de un casting mal hecho); elEFECTO BOOMERANG: Los ataques generan repudio contra quienes los realizan y no contra el objetivo atacado y elEFECTO DEL MENSAJE RECONVERTIDO: Mostrar a Cristian U enojado porque pierde, lejos de producir rechazo hacia él, hasta resulta divertido.
En este colapso de manotones de ahogado, Laura Ubfal propinó un golpe certero a “la divina” Solange. Informó que las fans de la participante tucumana estaban insultándola por twitter y puso en el tapete la mofa hacia Pamela y la problemática de la obesidad que partió de boca de la propia Solange. Allí mismo, Mariano Peluffo, en una acción que entiendo impropia de un “moderador”, intentó desestimar lo que decía la panelista y a librar a Solange de lo que decían sus fans, dando a publicidad un incidente en la Academia de Modelos de Loreley atribuido a un grupo de seguidores de Cristian U (cosa que, por cierto, habría que demostrar; los nazis incendiaron el Reichstag para tener la excusa perfecta para tomar el poder y los autores de ese atentado habían sido ellos mismos), lo que dio pie al recientemente expulsado Alejandro para decir “ellos son violentos”, construyéndose, de esa manera, un discurso de raigambre totalitaria donde se infiere que todos los seguidores de Cristian U arrojan piedras, les gusta la violencia física, etcétera.
Sería deseable que conductores y panelistas del canal no pierdan la línea y que guarden un mínimo de prescidencia. Esperemos que no haya “problemas” para enviar los sms este fin de semana. Y que no se siga apelando  a otros recursos triviales de propaganda tendientes a torcer la realidad de un ejercicio participativo en el programa por el simple hecho de que a los derrotados no les gusta y, al parecer, a ciertos panelistas y conductores tampoco, que haya una preferencia masiva a favor de Cristian U. Y que aprendan de sus errores si los candidatos que ellos “inflan” caen.
Gran Hermano 2011 se boicoteó a sí mismo. De la simbiosis entre una autoridad omnipresente y un público votante sólo puede emerger una crisis. La producción corrió los límites y los adaptó en aras del rating. Y ahora, en una maniobra incomprensible, parece querer deshacerse del participante que nos motiva a querer ver el programa y lo hace atractivo. ¿Acaso la producción está en contra de nosotros, del público? ¿Quieren que veamos otra cosa?
La producción del programa está en una encrucijada: Moldear los hechos como querría, a la usanza totalitaria del Gran Hermano de Orwell, a los efectos de poder deshacerse de un participante que ha logrado que el programa sea visto, con altos niveles de rating; o resignarse a aceptar lo que el público quiere, porque tiene derecho a acertar o a equivocarse sin tutelas paternalistas.
Yo quiero tener ese derecho. Seguir viendo el programa y votar en positivo. Haciéndolo por Cristian Urrizaga.
Porque si todavía sigo viendo Gran Hermano 2011 es porque, en realidad, se ha transformado en el programa de Cristian U.
En Cristian U 2011.
Conal Cochran